El Basilisco verde es un reptil cuya anatomía se parece a la de un pequeño e inofensivo dragón. El Basilisco Verde (basiliscus plumifrons) es una especie de lagarto nativo de América Latina. Su hábitat natural abarca desde México a Ecuador. Estos lagartos son arborícolas y prefieren habitar zonas cercanas a fuentes de agua. Eligen las orillas de pequeños ríos o arroyos, donde retozan durante el día, y duermen por la noche sobre los arbustos que tienden sus ramas por encima del agua.
Existen cuatro especies de Basiliscos que se pueden diferenciar por el color de la piel y la forma de la cresta.
Existen cuatro especies de Basiliscos que se pueden diferenciar por el color de la piel y la forma de la cresta.
Los machos poseen una cresta doble que, al acercarse a la madurez, experimenta un gran desarrollo. Además de ésta, dispone de otra que se prolonga desde el cuello hasta el final de la cola.
Es un reptil que no crece demasiado, ya que cuando llega a la edad adulta no supera los 80 cm, incluyendo la larga cola que es una de sus características. Este Dragón Casero, se adapta perfectamente a un terrario.
En cautividad, el Basilisco parece perder la facultad de cambiar de color entre el día y la noche.
Es un reptil que no crece demasiado, ya que cuando llega a la edad adulta no supera los 80 cm, incluyendo la larga cola que es una de sus características. Este Dragón Casero, se adapta perfectamente a un terrario.
En cautividad, el Basilisco parece perder la facultad de cambiar de color entre el día y la noche.
Los basiliscos son algo delicados y no toleran demasiado el contacto con el hombre. Es muy asustadizo y ante la menor amenaza, salta de las ramas donde reposa zambulléndose en el agua, para buscar refugio.
No es una mascota a la que le gusten las caricias, por lo que se debe tratar de manosearlos lo menos posible.
No es una mascota a la que le gusten las caricias, por lo que se debe tratar de manosearlos lo menos posible.
Uno de los rasgos curiosos de este pequeño saurio es su capacidad para andar sobre el agua, una habilidad que no es más que el resultado de la increíble velocidad que puede alcanzar mientras corre, unida a unos lóbulos dérmicos que se extienden en sus patas traseras.