La salamandra como mascota

Hoy en día no es demasiado raro encontrar este animal como mascota en muchos hogares, especialmente en países asiáticos como Japón.
Este pequeño animalito requiere de escasos cuidados y atenciones muy sencillas. Sólo debes tener en cuenta algunos aspectos básicos en cuanto a su mantenimiento.
Se trata de un animal de costumbres nocturnas y busca lugares bien húmedos provistos de líquenes. Durante las horas del día suele ocultarse entre las rocas o en pequeñas cuevas naturales para poder resguardarse de los fuertes rayos de sol.
En cuanto a su comportamiento, las salamandras son bastante tímidas y un poco torpes en sus movimientos. Al momento de defenderse de los animales depredadores, ponen en marcha un mecanismo de defensa, segregando un líquido denso y blancuzco que provoca serias irritaciones en el área del rostro.

La salamandra es un animal cuya longitud oscila entre los 12 y los 30 centímetros, pero lo más común es que no superen los 20. Su cuerpo es alargado y su cola, de base ancha, va disminuyendo el grosor a medida que nos acercamos a la punta. Hay aproximadamente 500 especies de salamandras, entre ellas, la salamandra manchada y la salamandra tigre. Curiosamente, estas criaturas tienen una habilidad única de que vuelven a crecer las extremidades perdidas.
Respecto a la piel de este anfibio, de color negro, debemos destacar su brillo y lisura y también sus manchas, de carácter irregular y de tonalidad amarilla. Dependiendo de la zona geográfica podemos encontrar distintos colores en lo que concierne a estas manchas, e incluso en su forma, pudiendo presentarse también a modo de franjas. Podremos diferenciar una salamandra macho de una hembra porque el cuerpo del macho es más estilizado que el de la hembra, es decir, más delgado y también más recortado.

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